Vencer los bloqueos mentales en los exámenes
A la hora de opositar, uno de los principales miedos que surgen a quién decide opositar es el quedarse en blanco el día del examen.
El origen de este miedo suele encontrarse en la infancia, donde la memoria ha podido jugar una mala pasada en algún examen o en la pregunta de clase.
Esta sensación de vértigo, por no saber qué responder, se graba a fuego en el recuerdo y se activa casi de inmediato ante situaciones similares.
Identificado el origen del problema, toca entenderlo. Es un mecanismo de aprendizaje, que no busca otra cosa que no sea nuestra supervivencia.
No debemos preocuparnos, pensando que estamos «traumatizados» de por vida, como si de una cicatriz imborrable se tratase.
Son experiencias vitales que conforman nuestra personalidad, saber entenderlas, gestionarlas y aprender de ellas es algo que siempre estamos a tiempo de hacer.
Ahora vamos a dar paso a la fase de gestión y aprendizaje, que ya hemos comentado. Para ello, tenemos que comprender, también, cómo se «activa» este mecanismo de defensa y cómo evitarlo o desactivarlo, si es preciso.
Modo protección
Ya sabemos que esto que nos ocurre es un intento de nuestra mente de evitarnos un problema…pero como ocurre con la fiebre o la mucosidad en un catarro, esa protección puede sernos más perjudicial que beneficiosa. Para evitar que se active este sistema de autodefensa contraproducente, tenemos que encontrar la manera de explicárselo a nuestro cuerpo.
La forma de hacer entender a nuestro organismo que no debe interpretar el momento de examen como una amenaza pasa por dos vías: control y costumbre.
El control lo logramos identificando uno a uno los pilotos automáticos que se han activado y pasando a gestionarlos manualmente. Los principales serían:
- Respiración
- Movimientos de pies y manos
- Sudoración
- Palpitaciones
- Ideas e imágenes mentales
No podemos controlarlos todos, pero si tenemos autoconfianza y veremos como controlando los que sí podemos, los que no, también se normalizarán. Por ejemplo, si nos concentramos en la mano temblorosa, no podremos evitar la sudoración de entrada, pero si logramos respirar más despacio y si redirigimos la tensión, evitando el movimiento, la sudoración se reducirá de manera significativa.
El segundo ingrediente es la costumbre. La idea es tan simple como efectiva: revivimos la vivencia hasta que le perdamos el miedo.
Lograr habituarnos a estas situaciones, evitará que se desaten los sistemas de defensa, pues estaremos en territorio familiar: sabemos qué pasará y tenemos el control.
Para ello, nuestro consejo es que siguas diferentes fases:
- Fase 1: mentalización. La idea es que imagines el momento, con el mayor nivel de detalle posible.
- Fase 2: simulacros. Como deberás realizar exámenes de prueba, te recomendamos que sean los más realistas posible, y acostumbrar así a nuestra mente a ese momento.
- Fase 3: exámenes. Te animamos a presentarte a otras oposiciones similares, para conseguir más experiencia en momentos de examen oficiales.
Modo bloqueo
Hasta ahora hemos comentado cómo controlar el estado emocional que nos lleva a quedarnos en blanco, especialmente para evitar que tenga lugar. Vamos ahora a trabajar que haces sí, el miedo nos ha invadido y hemos llegado a ese estado de bloqueo.
Si nos encontramos inmersos en el momento bloqueo, notaremos una serie de síntomas como palpitaciones, sudoración e incluso tensión en las piernas, como si nuestro cuerpo se preparara para la huida del león que nos va a comer.
Como hemos comentado, esto se debe a que nuestro organismo intenta protegernos, pero no queremos eso, lo que necesitamos es justo lo contrario. Para salir de esta situación recomendamos los siguientes pasos:
- Paso 1: control. Ya lo hemos trabajado anteriormente, se trata de conseguir retomar el control quitando el piloto automático del miedo.
- Paso 2: mentalización. Este punto solo tendrá sentido si hemos conseguido recuperar el control y nos permitirá mantenerlo. La idea es inundar nuestra mente de mensajes propios que nos recuerden, que estamos preparados, que somos capaces y que podemos hacerlo. Recomendamos tener un mantra personal o un auto mensaje que nos ayude en casos de estrés como este.
- Fase 3: calibración. Es como si fijáramos el objetivo, al igual que un cazador con su presa. Es muy importante dejarnos llevar por distracciones o ideas negativas. En nuestra mente podemos pensar en la pregunta que estamos leyendo. Paramos y calibramos cada vez que nos asalte una idea o una distracción que nos separe de nuestra meta.
Esperamos que hayas encontrado en estas líneas algún consejo que te sea de utilidad para lograr evitar quedarte en blanco y cómo salir de ese estado, si llega el caso.
Quedamos a tu entera disposición, por si podemos ayudarte con cualquier duda… ¡TODO POR LA PLAZA!